Hoy quiero compartir con vosotros una noticia que me llamó la atención y que ha generado un debate en la sociedad japonesa. Se trata de un borrador de una reforma de una ordenanza municipal de la prefectura de Saitama, que está al lado de Tokio, que busca prevenir el maltrato infantil. Dentro de esa reforma, hay una cláusula que prohíbe dejar solo a los niños menores de 8 años en casa o en otros lugares. Es decir, si tienes un hijo o una hija de 7 años o menos, no puedes dejarlo solo bajo ninguna circunstancia.
¿Qué dice la ley actualmente?
En Japón, no hay ninguna ley nacional que regule la edad mínima para dejar solo a un niño en casa. Cada prefectura puede tener sus propias normas al respecto, pero no son muy estrictas ni se aplican con rigor. Según una encuesta realizada por el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar en 2019, el 22,3% de los padres de niños de entre 6 y 9 años admitieron haberlos dejado solos en casa alguna vez. El motivo principal era el trabajo, seguido de las compras y las gestiones personales. El tiempo medio que los niños pasaban solos era de 1,8 horas.
En España, yo entiendo que no se puede dejar a los menores de 12 años solos, dejar solo a un niño de esa edad podría suponer un incumplimiento de los deberes de cuidado y protección de los padres, y en casos graves podría constituir un delito de abandono.
¿Por qué se propone esta reforma?
Busqué el porqué de la propuesta de reforma de la ordenanza municipal de Saitama. Consulté a varias IAs pero cada una me proporcionaba motivos distintos. De todas formas, en pasado hubo casos trágicos que ocurrió en 2018, cuando una niña de 5 años murió por desnutrición después de que sus padres la dejaran sola durante varios días en su apartamento. Los padres fueron condenados por homicidio por omisión, pero el caso generó una gran indignación y una demanda social de medidas más severas para prevenir el maltrato infantil.
La prefectura de Saitama quiere ser pionera en establecer una norma clara y objetiva que prohíba dejar solo a los niños menores de 8 años, basándose en estudios que indican que esa es la edad en la que los niños empiezan a desarrollar la capacidad de autoprotección y de pedir ayuda en caso de necesidad. La reforma también incluye otras medidas, como la obligación de los padres de asistir a cursos de educación parental, la prohibición de castigos físicos y verbales, y la creación de un sistema de apoyo y asesoramiento para las familias en situación de riesgo.
¿Qué opinan los japoneses al respecto?
La propuesta de reforma ha generado un debate en la sociedad japonesa, ya que afecta a la vida cotidiana de muchas familias que tienen que conciliar el trabajo y el cuidado de los hijos. Algunos padres se muestran a favor de la medida, argumentando que es necesaria para garantizar la seguridad y el bienestar de los niños, y que les ayudará a tomar conciencia de sus responsabilidades y a buscar alternativas, como los servicios de guardería o el teletrabajo. Otros padres se oponen a la medida, alegando que es demasiado restrictiva y que no tiene en cuenta las circunstancias individuales de cada familia, como el horario laboral, el nivel de ingresos, la distancia al colegio o la personalidad y el desarrollo de cada niño. También hay padres que temen que la medida pueda suponer una intromisión excesiva de las autoridades en la vida privada de las familias, y que pueda dar lugar a denuncias falsas o infundadas por parte de vecinos o conocidos.
Yo, como japonés y como alguien que vivió en Japón durante mi infancia, tengo una opinión un poco ambivalente sobre este tema. Por un lado, entiendo que la medida busca proteger a los niños de posibles situaciones de peligro o abuso, y que responde a una demanda social de mayor prevención y sensibilización sobre el maltrato infantil. Por otro lado, me parece que la medida es un poco excesiva y que puede tener efectos negativos sobre la autonomía y la confianza de los niños, y sobre la libertad y la flexibilidad de las familias.
Yo recuerdo que cuando era pequeño, iba solo al colegio con mis amigos, y que después del colegio jugaba solo o con otros niños en el parque, sin que ningún adulto nos acompañara o nos vigilara. Para mí, eso era algo normal. Iba a los entrenos de fútbol en bici solo, iba a casa de algún amigo solo. Tampoco tuve ninguna experiencia traumática ni me encontré con ninguna persona malintencionada, aunque supongo que tuve suerte y que no todos los niños tienen la misma suerte.
Cuando vine a España, me sorprendió ver que los niños iban al colegio acompañados de sus padres, y que después del colegio se quedaban en casa o iban a actividades extraescolares, también con sus padres. Me parecía que los padres españoles eran más protectores y más temerosos de los riesgos. Algunos amigos me explicaron que en España había más posibilidades de que un niño fuera secuestrado, atropellado o agredido por un extraño, y que por eso los padres preferían no dejarlos solos.
Respecto a la seguridad, un amigo mío, que aquel momento a finales del 1980 vivía en Tokio, me contó una historia escalofriante. Cuando él era pequeño, no me acuerdo si volvía del colegio o algo así, había un señor sentado llamándole. El señor le ofrecía un chuche o algo. Él se acercó un poco pero no más y se fue.
Después de unos días, él vio ese señor en una noticia de televisión como detenido de secuestros y asesinato de niñas. Ese señor secuestró y asesinó a 4 niñas de entre 4 y 7 años de edad. Y si se hubiera acercado más y hubiera aceptado los chuches, igual habría sido uno de las victimas….. En Japón también existe (existía) esa posibilidad de que un niño fuera secuestrado, atropellado o agredido por un extraño.
En definitiva, creo que no hay una respuesta única ni universal a la pregunta de a qué edad se puede dejar solo a un niño en casa, y que depende de muchos factores, como la madurez del niño, la confianza de los padres, el entorno social y cultural, y las leyes y normas vigentes. Lo que sí creo es que hay que respetar y apoyar a las familias que tienen que afrontar el reto de la conciliación, y que hay que educar y acompañar a los niños para que crezcan felices y seguros, sin sobreprotegerlos ni abandonarlos.
Y vosotros, ¿qué opináis? ¿Qué normas hay en vuestro país sobre este tema? ¿Qué experiencias habéis tenido como padres o como hijos? Me encantaría leer vuestros comentarios y conocer vuestros puntos de vista.